Talleres como parte de la solución para los afectados de la ZBE de Barcelona

Los mecánicos piden más permisos para que los coches vetados puedan ser revisados y poder instalar filtros; y los coches de época quieren un reconocimiento especial.

Actualizado:13/01/2020 17:44h


Marcos Murcia con uno de sus vehículos clásicos - INÉS BAUCELLS

 

«Trabajamos reparando vehículos: sus propietarios necesitan desplazarse hasta el taller, nosotros necesitamos hacer revisiones por carretera, no siempre podemos hacer las reparaciones en un solo día y el horario de restricciones coincide con nuestro horario laboral». El secretario general del Gremio de Talleres de Reparación de Automóviles de la Provincia de Barcelona, Ramon Casas, resume así a ABC cómo le afecta de pleno a su sector la recién estrenada implantación de las Zonas de Bajas Emisiones en Barcelona (ZBE).

 

La entidad tiene asociadas 856 empresas en el entorno de los 95 kilómetros cuadrados que comprende la ZBE y cinco de ellas se dedican exclusivamente a la restauración y mantenimiento de los vehículos clásicos, un tipo de modelos con una afectación total y cuyos reparadores ven tambalear seriamente su negocio. Se estima que un taller tiene de media 2,3 empleados, que ahora también temen ver peligrar sus puestos de trabajo por los cambios forzados en la movilidad del área metropolitana y la consecuente bajada del trabajo que se augura.

 

Los talleres, que son conscientes de que hay que rebajar la contaminación de los vehículos y que quieren ser parte de la solución, critican la falta de medidas flexibles y progresivas y que la restricción sea «indiscriminada». Lamentan, en este sentido, que no se haya aplicado criterios de proporcionalidad respecto al uso (como el kilometraje, la necesidad y las condiciones de conducción) o la caracterización técnica del vehículo (desde sus emisiones al mantenimiento de los equipos anticontaminantes, por ejemplo). También que no se haya analizado mejor la afectación en los vehículos de dos ruedas y que no se atente al valor patrimonial de los clásicos.

 

«Registro encorsetado»


Para el colectivo, el registro metropolitano al que pueden inscribirse todos los afectados «es demasiado encorsetado y hace muy difícil que pueda haber excepciones», expone Casas. Madrid, recuerdan como ejemplo, permite acreditar el uso del vehículo en caso de avería o reparación en el taller. Entre sus peticiones, que hicieron llegar en forma de alegaciones al Consistorio cuando se aprobó la normativa sin gran éxito de respuesta, está la ampliación del sistema de autorizaciones, o incluso la promoción, de aquellos conductores que vayan al taller a adecuar o transformar vehículos viejos o a controlar el buen estado de sus sistemas anticontaminantes. Así, sugieren como mínimo tres autorizaciones más -sobre las 10 previstas- para revisiones y que, además, exista una exención para que los talleres puedan chequear turismos por la calles sin gastar días con permisos.

 

En esta nueva realidad, los mecánicos también están a la espera de si se permite la instalación de filtros que permitan mejorar las emisiones de los vehículos contaminantes, una posibilidad que de momento está lejos de aprobarse. Se preguntan por qué el Ministerio de Industria no puede autorizar estos catalizadores, si en otros países sí se están permitiendo. En Munich (Alemania), por ejemplo, se subvenciona con 330 euros por conductor, comentan. No cubren, ni de buen trozo, la inversión de la reparación (de entre 800 y 1.800 euros para turismos o de 6.000 euros para vehículos industriales), pero ayudan a capear el golpe económico y, lo más importante, son una alternativa a las opciones actuales, en las que solo pueden dejar de circular con el vehículo.

 

Clásicos en venta


Aunque con algunas claras diferencias, ya que a ellos no les va el sueldo en esto, los amantes de los coches clásicos también están muy indignados por la ZBE. El colectivo, que a diferencia de los talleres sitúa básicamente sus dinámicas en fines de semana y por cuestiones de ocio, parece que puede verse menos afectado, pero en la práctica sus opciones de circular están igual de restringidas.


«Hay socios que se están vendiendo sus modelos, que han decidido quitárselos de encima ya para no tener problemas más adelante», denuncia a ABC Marcos Murcia, presidente de Club Clàssics Barcelona ciutat, una agrupación de aficionados a los coches históricos relativamente joven. Con todo, dos años después de su fundación, cuenta con unos 100 socios y algunos acumulan hasta 20 ejemplares. En total, contabilizan entre 300 y 400 auténticas joyas de cuatro ruedas, que han quedado automáticamente vetadas por la ZBE en Barcelona.

 

El portavoz remarca que los conocidos como clásicos no se suelen usar para trabajar y básicamente se arrancan en fines de semana, cuando las restricciones no están activas, aunque recuerda que entre semana también hay quien quiere sacar a pasear sus tesoros motorizados por capricho o también para llevarlo al taller.

 

«Nos habían dicho que nosotros no estaríamos afectados porque no éramos el problema ya que no circulamos mucho», reprocha, a las administraciones, Murcia. Pone como ejemplo cómo otras ciudades con restricciones han gestionado la situación: en París, así, los vehículos de más de 30 años no tienen ningún tipo de prohibición.

 

«Yo tengo cinco, pero me han dicho que tengo solo diez permisos al año porque se dan en función del conductor y no del vehículo. Tengo que confirmarlo», ejemplifica Murcia, que reconoce que hay compañeros de afición que se están planteando vender alguno de sus tesoros o aparcarlos fuera de Barcelona. «Yo no, me he gastado mucho en ellos y también para restaurarlos y prefiero tenerlos a cinco minutos de casa», sentencia.